domingo, 19 de septiembre de 2010

OTRA MAS DE LOS MARCAS, ¿HASTA CUANDO?

Hay noticias que indignan, que traen como reflexión, muchas cosas, el día de ayer un empresario papelero fue víctima de unos marcas en san Isidro, debo rescatar el coraje de este señor que lamentablemente fue victimado en manos de estos basuras, escoria de la sociedad, que lo único que hacen para subsistir es arrebatarle a la gente lo que tanto les costó ganar, Juan Jose mejia palacios, murió de dos balazos por no dejarse robar 1000 euros, todo esta escena delante de su hija, muchos dirán que tonto para perder la vida así, pero no es nada fuera de lo común, yo no le daría a ningún hijo de su mama, las facilidades para que me asalten, si quieren algo les tendrá que costar, malditos.

¿Por que esta decisión? La respuesta es simple, mi país y mis autoridades aun no hacen nada, las leyes salen, pero no se cumplen, estos desgraciados pese a que las sanciones son más duras siguen en las calles desafiando a las autoridades, haciendo lo que les da la gana y nosotros seguimos cayendo en sus manos, victimas de atracos y extorsiones, ¿qué hacer?, en una ocasión me dijeron que respete la vida de los demás, que los delincuentes tenían derechos asi como nosotros, que ellos también son humanos y por lo tanto debemos respetarlos, pero acaso estas basuras no mataron a sangre fría a este señor, acaso les importo su hija, que suplicaba no lo maten, así me piden que respete la vida de estas lacras, malnacidas, porque he de permitir que estas porquerías sigan causando más dolor, o estamos esperando a que un familiar cercano a nosotros sea víctima de estos malditos para recién reaccionar.
Dicen que la mayoría de nosotros somos indiferentes a las situaciones extremas por qué no las vivimos, debe ser por eso que hay mucha indiferencia, espero que en estas campañas electorales que se avecinan, salga un alcalde que se ponga los pantalones y enfrente este problema, la seguridad ciudadana está mal en nuestro país, déjense de tanta pelea, frente a cámaras y hagan propuestas serias, no me vengan con taradeces como, tratar de inculcar valores y el dialogo es nuestra principal arma, ya quedo demostrado que estas basuras así no se componen, propongan planes alternativos si no los quieren matar, que trabajen en las calles, sin paga, que pinten las paredes que estos mismos pintarrajean, mándelos a construir carreteras como hacen en otros países, eso de mandarlos al gran hotel llamado castro castro solo para dormir y comer gratis no sirve.

Desde aquí mi más sentido pésame a esta familia, que paso a formar parte de las estadísticas delincuenciales en Lima. MUERTE A ESTOS MALDITOSSSSSS.

MI ATARI

No recuerdo exactamente cuando me vi envuelto en el mundo del video juegos, pero si puedo recordar el día que fui por polvos azules con mis padres y vi por primera vez un video juego proyectado en una pantalla de tv. Digo primera vez, por que en los 80s los jóvenes colegiales de entonces se la pasaban en las casas de videojuegos, donde tremendas maquinas se dedicaban solo a entretener; juegos como el space invader o defender, como solíamos llamarlo, Donkey Kong, las carreras de autos y el frogger eran los más cotizados, junto a un juego, que por ese entonces era la estrella, y hasta el día de hoy, tiene gran cantidad de seguidores, me refiero al Pacman.

Con mis amigos íbamos a estos lugares, lo llamábamos “el vicio”, juntábamos nuestras propinas y las gastábamos en un juego que solo te daba 3 vidas, a veces con suerte te regalaban 2 vidas mas y si eras diestro te podías quedar horas jugando, Ángel, mi amigo de barrio, en una ocasión llego a cambiar una herramienta de su padre (taladro) por cierta cantidad de fichas, las cuales perdió en 30 minutos, ya que no dominaba los juegos, solo quería estar ahí y hacer lo necesario para poder dominar el juego, nada podíamos hacer cuando por impotencia salía casi llorando del local.

Ángel, tenía un juego que sus tías le habían traído de USA, era de frontón y se conectaba al TV, parecían dos teléfonos celulares, más bien dos walkie talkies tamaño familiar con una perilla tipo volumen que permitía controlar en movimiento solo de arriba abajo, en la pantalla solo eran dos rayas a cada lado y un punto en forma de cuadrado que se movía a ambos lados, el objetivo era no permitir a la bola pasar, ese era la atracción de aquellas épocas.

Con la llegada del atari a mi hogar, ya no iba a estas casas de juego, me queda en casa disfrutando por horas y junto a mi hermana disputábamos muchas carreras, y partidos de tenis, si comparáramos los partidos de futbol que jugué en mi viejo atari dirían que estaba en la edad de piedra, pero no me arrepiento, todos aquellos juegos por lo que pague en esa casa de juegos ubicada en la avenida Arica en Breña, los tenía en mi casa, ya no tenía esa limitación de solo jugar 3 veces e irme a casa, ahora podría repetir cuantas veces quisiera.

Cabe resaltar que aquella época no todos tenían acceso a esto, era caro, con el tiempo han bajado su costo y su calidad visual es ya obsoleta comparada con las nuevas consolas, lo más increíble es que aun las venden, yo tenía unos 25 cartuchos , era vicioso, pese a que mi atari vino con algunos juegos incorporados quería mas, Había que soplar ese casete para que sirviera, ni hablar de las veces en las que se trababa, jajaja, había que reiniciarlo.ahora analizando me di cuenta que compraba juegos similares con caritas distintas, jajaja. Que le hago pues, así era yo, adicto al juego.

Atari me introdujo al mundo de los gammers y hasta hoy continuo, ya no con mucha frecuencia, pero cuando tengo tiempo me meto de lleno a correr autos y jugar partidos de soccer. Hace poco un amigo me invito a jugar un video juego a su hogar, me dijo te vas a sorprender y grande fue mi sorpresa cuando me mostro un atari similar al que tuve hace mas de 25 años, que nostálgico fue agarrar aquel mando de una sola palanca y botón rojo, por un momento imagine mi hogar, a mi hermana y las reuniones que teníamos en casa con mis amigos de infancia en donde cada juego se vivía como una verdadera competencia.
Gracias Atari por hacer de mi infancia algo que recordare siempre.